El seguro que menos quieres comprar
Hagamos un ejercicio de confianza. Si te preguntara por el seguro que menos te gusta comprar, ¿qué dirías?
Aunque las respuestas a esta pregunta pueden ser muy variadas, y aunque muchos pudieran decir: “yo quisiera no tener que comprar ninguno”, yo me atrevería a decir que conozco bien cuál es el seguro que menos quieres comprar.
¡Acompáñame para saber si estoy, o no, en lo correcto!
Seamos claros y honestos: en nuestro país, la cultura con respecto a seguros es poca. Quizá un poco por la falta de información, y otro poco por el “temor” de que, al preguntar, te comprometas a una compra.
Uno de los ejemplos que más ilustran este concepto lo encontramos en la sensación de que un seguro representa un gasto, y no una inversión. Sé que hay personas que no coinciden para nada con esta idea por el hecho de que hay algunos en donde al finalizar la vigencia “no te regresan nada”. Esto es, únicamente cuentas con la protección, y si no la ocupas, al final tienes que renovar el seguro y volver a pagar.
Claro está que, si durante esa vigencia se tuviera que hacer uso de la póliza, es altamente probable que lo que se pagó por la misma, no se compare ni tantito con lo que tendría que salir de nuestro bolsillo si no contáramos con la protección.
Y tú podrás decir: sí, Carlos, pero cuánto tiempo tiene que pasar para que eso suceda. Yo conozco casos en donde nunca se ha ocupado el seguro.
Y yo te podré decir: Lo sé. Hay muchos casos en los que esto sucede, y seguirá sucediendo. Al final, si pudiéramos anticipar cuándo sucederá o si sucederá un riesgo, la industria de los seguros no tendría sentido.
Entonces, desde mi perspectiva, sí es una inversión porque al pagar un seguro estás dando pauta para que, si sufrieras algún imprevisto, no seas tú el que reciba el principal impacto económico.
Pero bueno, justo tomando en cuenta esta sensación de pagar algo que quizá “nunca vas a utilizar”, yo considero que el seguro que menos quieres comprar es el: seguro de auto.
El seguro de auto es un buen ejemplo de algo que tienes que renovar año con año, que existe la posibilidad de que no lo ocupes en todo el tiempo que tengas dicho auto y que, además, en la actualidad es el único que te “obligan” a tener como persona.
Otra razón por la que considero que es el seguro que menos te gusta comprar tiene que ver con las malas experiencias que has escuchado, o incluso que ya has tenido.
Hacer uso de la póliza de auto pudiera significar muchas cosas. Desde el paso de corriente, cambio de llanta, llevar combustible, hasta quizá un evento mucho más difícil como lo es un robo o un accidente catastrófico.
Si en cualquiera de estas situaciones, la labor del ajustador, la respuesta por parte de la aseguradora o el tiempo de reparación del vehículo, no fueran profesionales; claro que como cliente pudiera significar un dolor de cabeza.
En este sentido puedo comentarte que, al ser un negocio de personas, las experiencias pueden variar. Un día puedes tener la mejor experiencia, y otro, una bastante mala.
Ahora, al principio del video te propuse un ejercicio de confianza, ¿recuerdas?
Pues bien, con base en esa confianza puedo decirte que el seguro de auto no solo es el que menos se quiere comprar, también es quizá el que menos se quiere vender. Hay muchos agentes de seguros que se rehúsan a ofrecer el seguro de autos por lo complejo que puede llegar a ser.
Complejo justamente porque muchas personas lo compran “a fuerza” y eso las predispone con el agente de seguros (e industria en general). Complejo porque una mala experiencia con el seguro de auto pudiera cerrarte la puerta para ofrecer otro tipo de plan o producto a ese cliente. Y complejo porque es tan competido, que al final las personas pudieran cambiar la asesoría profesional y el seguimiento que tú como agente ofreces, por una póliza que el banco o en línea encuentran por una “mini” diferencia. Y a todo esto hay que agregarle que es el que menos comisión te genera.
¿Qué hacer entonces con un seguro tan controversial como el de auto?
Reconozco el porqué pudiera ser el seguro que menos quieres comprar. Reconozco la dificultad de verlo como una inversión, y no como un gasto. Reconozco también el porqué ha generado, genera y tal vez siga generando incomodidad para los clientes.
Acepto, e incluso he llegado a vivir, la resistencia a ofrecerlo como agente de seguros por todo lo que significa.
Pero pienso que cambiar ese sentimiento es parte de ambos involucrados. Como cliente hay que tomar en cuenta factores más importantes que el mismo precio. Considera que hacer uso del seguro de tu auto pudiera significar uno de los momentos más complicados de tu vida. ¿A quién le vas a confiar ese momento? ¿Quién va a estar ahí para asesorarte? ¿Quién responderá esa llamada difícil?
Y como agente, pienso que mi labor está en estar lo más cercano a ti en caso de un siniestro. Si bien yo no puedo impedir que tengas un accidente, sí puedo explicarte claramente cuáles son los procedimientos, cómo aplican las coberturas y cómo van los trámites en caso de que el auto ingrese a un taller o agencia para su reparación.
Tomar en cuenta ambos puntos de vista, quizá podría darnos una nueva perspectiva en el seguro que “menos” se quiere comprar.
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